TANGO Y SENTIMIENTO

No hay nada más personal que las sensaciones que cada uno pueda llegar a experimentar con alguna persona o actividad. Y es imposible e innecesario aplicar un sentimiento ajeno a la propia experiencia.
Es común adosarle el adjetivo de sentimental y apasionado a un baile tan comprometido con la pareja como el Tango Argentino. Pero el sentimiento surge a través de las experiencias, de lo que hayamos compartido con su música, su danza o su poesía.

El sentimiento hacia el Tango germina en esa ceremonia de tres minutos en la que solo deben coexistir la pareja con la música. Experiencias buenas o malas, en directa relación con la música y la persona con la cual estamos compartiendo el baile, e indirectamente relacionada con la sala o ambiente, son las que van a determinar la afinidad que tengamos con este género musical y de allí surgirá el sentimiento positivo o negativo sin darnos cuenta.

Hay quienes piensan que antes de iniciarse al tango, hay que sentirse melancólico y nostálgico como preparación al aprendizaje. Les aclaro una cosa: no se juntan miles de personas en cada rincón del mundo a llorar en una milonga. Aún cuando sus letras no hablen de felicidad y su música no te incite al carnaval, los bailarines se divierten buscando y encontrando esa compenetración, ese dialogo corporal y ese sinfín de posibilidades que te ofrece esta danza.

Para aquellas personas que nos dejamos llevar por esta música como si la corriente de un caudaloso río nos arrastrase, para aquellos que ya estamos metidos en el mundo del tango, nos resulta más difícil todavía explicar ese carácter intrínseco que solo puede surgir del propio fluir de los cuerpos por la pista.

En las milongas de cada noche y en cada ciudad, nacen periódicamente miles de historias. La música, cual perfume, te hará sentir placer o nostalgia si compartiste con ella momentos inolvidables.

Por lo tanto, apenas tengas noción de los pasos básicos, lanzate a ese circuito que los "profes" llaman línea de baile, y los tangueros de corazón, una forma de ver la vida, para que percibas de una forma real todo lo que el tango puede hacerte sentir.

Guillermo Álvarez

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