1- Últimamente
estoy leyendo cómo se descargan contra los bailarines que desean adornar su
baile con figuras y se les juzga como inadaptados que podrían llegar a acabar
con el tango, además de catalogarles como seres incapaces de sentirlo.
Ya tuve un
ataque directo de un “hater”, hace poco, diciendo que bailaba mecánico, sin
alma ni sentimiento…, ¿qué carajo sabrá esa persona el sentimiento que tengo al
bailar, si me he criado y vivido con el tango?
El bailar con
o sin figuras no tiene nada que ver con el sentimiento hacia el Tango. Tiene
que ver de cómo quiere, cada uno, interpretar el tango. Las hago y las seguiré
haciendo porque es mi forma de adornar el baile, y no tengo menos carga de
sentimiento hacia esta música por ello. Respeto las normas de la milonga, y no
me llevo a nadie por delante, ni interfiero en la trayectoria de los demás.
Que las
milongas estén pobladas, también, por gente que no tiene educación para con el
resto de los bailarines, no es culpa de las figuras. Que elijan el peor momento
y lugar para hacerlas, tampoco es culpa de ellas. Que algún/a inadaptado/a haga
un mal uso de ellas, es responsabilidad, en cierta forma, de quién se las haya
enseñado, si es que se las ha enseñado alguien. Que las haga creando una onda
expansiva alrededor, amedrentando al resto de los bailarines, es de falta de
consideración, de desubicación.
2- Los que
ya tienen una trayectoria en el tango y ensalzan la importancia del caminar y
de la conexión del abrazo, y despotrican contra los que hacen figuras, se
olvidan que en su momento ellos también pasaron por esas mismas etapas de
adaptación en la milonga, y de lo difícil que les resulto entender todo lo que
entienden ahora.
Aprender a
caminar y lograr la coordinación adecuada, el contacto del abrazo, el tacto con
el piso, la musicalidad son aspectos que se maduran en el tango y que se logran
con el tiempo. Un profesor de tango puede incidir en la importancia de ellos
una vez pasadas unas etapas en la enseñanza en la que el alumno logra una
conexión con el tango. Y para hacer más divertido ese tiempo que transcurre, es
necesario adoptar figuras que hagan más variado el baile, más ameno el camino,
hacia la percepción de lo esencial.
3- El
profesor es el responsable. El que debe decidir qué enseñar a sus alumnos lo
más útil y necesario a cada momento. Debe tratar los contenidos de forma
gradual y equilibrada para que se pueda ingresar a la pista de baile y
disfrutar del mismo sin mayores problemas. Es bueno que se aborden las figuras
siempre en cuando se vea a través de ellas aspectos técnicos y estéticos que
hagan más bonito y cómodo este baile. No es el hecho de enseñar figura tras
figura sin explicar cómo es la estructura se estructura el tango.
Pero no es
responsable de los que se bajan videos de figuras de Youtube e intentan
reproducirlas en la pista. Las figuras no tienen la culpa de aquellos que
desean copiarlas sin haberlas aprendido correctamente y que después interfieren
malamente en la línea de baile.
4- Las figuras
crean afición. A los que dicen que el tango es el caminar y nada más, debo
advertirles que si las clases se basaran sólo en eso, sería imposible mantener
una clase o grupo de tango, ya que los alumnos que comienzan las clases desean
ver figuras. Una clase sin figuras no dura ni dos días. Por lo tanto, considero
que enriquece el baile haciéndolo más atractivo, por lo que genera afición, más
que la muerte del tango como vaticinan algunos.
5- Si te
piensas que sientes el tango más que ningún otro por el hecho de que te gusta,
simplemente, caminar alrededor de la pista, respeto tu percepción. Pero no la
comparto, ya que no se puede medir la afinidad o pasión hacia el tango, porque
cada uno lo vive en un momento y en un contexto distinto. Y las sensaciones…se
pueden narrar, pero son intransferibles.
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