Consejo

Invito a las mujeres que acuden a la milonga a que, cuando un hombre les aprieta demasiado con el brazo y mano derecha, les soliciten que no les estrujen la espalda. A que, cuando quieran explicarles un paso o como se baila, les digan que las clases se dan en la escuela y no en la milonga, que no hay que ser pesado y que sigan bailando. A que, cuando les traiga hacia sí, apretando excesivamente vuestro torso, de modo que no puedan respirar o apoyar los pies en el suelo bajo la excusa de que “así se baila el tango, pegaditos”, les soliciten aflojar y que “corra el aire”, si no desean sentirse que son llevadas en volandas.
Ahora bien, si piensan que ante estas situaciones es mejor que no actuéis porque serán tildadas de “tiquismiquis”, exigentes o cualquier otro rótulo y que por esa razón nadie más las sacará a bailar, les aconsejo lo siguiente: es mejor bailar poco, pero bien, con hombres que respeten vuestro tiempo, eje, y situación. Vuestro cuerpo y disposición de pasar un buen rato.
Y por otro lado les advierto que existe un modo (que no es ningún secreto) para tener éxito cuando vas a la milonga: tomar clases. Grupales, particulares, de técnica, etc. Y cuando acrecientes tu nivel, verás que no pararás de bailar. No van a dejar que te sientes. Porque no es solo “dejarse llevar”. Es necesario pasar por el momento en el que sabes y eres consciente de lo que haces, para luego hacerlo de forma natural, sin pensar. Y el que te saque a bailar, lo hará con respeto, porque tú bailarás con autoridad, por lo que te ha costado conseguir tu nivel.

1 comentario:

Ricardo dijo...

Totalmente de acuerdo . . .