SOMOS INSIGNIFICANTES

Por suerte existe internet y tenemos la información de lo que nos interesa al instante, delante de nuestras narices.
Pero nos podemos confundir, al poseer de forma súbita la información, y pensar que somos capaces de comprender y de absorber tanto cumulo de datos, con solo tener acceso a ella.
Tener acceso al mundo y a la información a través de internet, de CDs o libros no significa que comprendamos esa información. La globalización nos acerca, no nos exime del proceso de indagar y aprender.
Ante la impotencia de poder abarcar tanta información, algunas personas se vuelven dogmaticas y quieren simplificar el mundo, en el afán de entenderlo. “Esto es así o asá”, “de esta manera o de otra”, “esto es lo bueno y esto lo malo”, “esto es lo verdadero”, “esto es lo autentico”.

Cuando uno comienza una actividad cualquiera para aprender, se tiene el deseo de abarcar la disciplina que se está practicando. Se pretende entender y comprender la información que se imparte en un tiempo razonable. Depende de la cantidad de horas que se le dedica a la actividad y de la calidad de los profesores.
Existe un tercer factor: el nivel de madurez en la actividad. Algo que se consigue solo con el tiempo y la práctica.
Se requiere tiempo y paciencia para poder avanzar en el aprendizaje, dependiendo también de las dos variables anunciadas anteriormente.

A veces, las disciplinas que uno intenta aprender, suelen ser tan grandes que no se pueden abarcar en pocas lecciones o en pocos meses…o en pocos años.

Cuando nos encontramos con un género musical como el Tango, y se convierte en una actividad que nos llega a gustar, y a apasionarnos, intentamos introducirnos en sus galerías. Intentamos mimetizarnos con su magia. Queremos conocer sus secretos.

Pero a veces, el caprichoso deseo de poder acaparar la realidad hace querer simplificar lo que vemos. Intentar minimizar lo más posible las variantes que existen de la disciplina para que, a vuelo de pájaro, comprender la naturaleza, los contenidos, sus clasificaciones, etc.

Con el Tango sucede lo mismo que con todas las actividades. Los alumnos que comienzan a bailar, tienen el justificado hambre de aprendizaje y necesidad de comprensión para tener lo que comúnmente se llama “idea clara” de la actividad.
Hasta ahí, todo perfecto y comprensible. Pero a veces, algunas disciplinas son más grandes de lo que nos pensamos. Que representan cosas que tal vez ni imaginamos. Y en el caso del tango, representa mucho más que un simple cumulo de figuras.

El tango representa tiempo (época), un lugar, una situación, una cultura, gente, una cadencia al andar, sentimientos, un carácter propio, un estado de ánimo, una idiosincrasia, etc. Demasiadas cosas. No voy a ser yo el que delimite en palabras lo que significa el Tango.

Haciendo referencia al carácter dogmatico que adoptan aquellos que sienten la impotencia de poder abarcar todo lo que implica y significa un fenómeno a nivel mundial como el Tango, tienden a simplificarlo lo más posible, negando desde su magnitud, pasando por clasificarlo y rotularlo a base de definiciones, o directamente, negando hasta su origen.
Es tan difícil pretender simplificar al Tango en pocas palabras o en esquemas de movimientos, como pretender despojarlo de sus raíces y aislarlo de todo lo que lleva, de forma implícita, consigo.
Tantas canciones, tantas letras, tantas orquestas, tantos estilos, figuras, sistemas, espectáculos, músicos, cantantes, cada tango que suena en las infinitas milongas del mundo, tantas historias que nacen y mueren entre hombres y mujeres…
Lo único que podemos hacer frente a tamaña magnitud es sentirnos insignificantes, y aceptar de que el Tango es de por sí, más grande de lo que podemos imaginar.
Tener años de aprendizaje, por más horas que uno se comprometa con la actividad, hace imposible abarcar las realidades del tango en su totalidad, por todo lo que implica.
Así también, no se puede olvidar el origen ni los actores que dieron nacimiento a este género, ni a los pilares que lo sostuvieron y sostienen a lo largo de las décadas.

Existe una rapidez irritante a la hora de emitir juicios con respecto al continente y contenido del Tango.

Formas de acotar al tango:

1 - Existen profesores, bailarines, a los cuales no les salen determinadas figuras, o no les gustan, o no se adaptan a su estilo, o no tuvieron la paciencia necesaria como para incorporarlas a su baile. Entonces optan por delimitar el baile alegando que practicar esas figuras no entran en lo que denominamos tango (Ej.: Hay mucho profesores que no enseñan los ganchos diciendo que eso no forma parte del autentico tango).
Cuando son profesores los que adoptan esta postura, hace que los alumnos mantengan esa misma teoría excluyente con algunos pasos, figuras o variantes que no les caiga simpático o que no les salga.

2 - Con respecto al baile, como profesor y bailarín, ya tiré la toalla hace años, al comprobar que me era imposible intentar ordenar y clasificar lo inclasificable: la imaginación.
Cuando quería tener las ideas más claras, y tener los contenidos amarrados para poder controlarlos, se me abrían puertas constantemente, con nuevas variantes y posibilidades, sorprendiéndome a cada momento.
Imposible subestimar la capacidad, ya no de un profesor, sino de un alumno, de inventarse distintas variantes porque a su mente se le abrió una ventana con la posibilidad que como profesor no la había computado.

3 - Hace un tiempo, leí en un pasquín informativo de Tango, a un personaje vasco que decía que el tango ya había dejado de ser argentino. Lamentamos que el tango no haya nacido a la vuelta de su casa. Pero negar que el tango haya nacido en el Rio de La Plata, y negar que encierra en su esencia lo que mujeres y hombres de esa época dieron a nacer, y que sus letras hablen de sus sentimientos, de sus penas, de sus vicisitudes, de sus personajes, y, por sobre todas las cosas, negar que el tango, que ha evolucionado de manera espectacular en los ultimos 20 años, sigue hablando del movimiento, del andar, del carácter del argentino de hoy, es querer negar una característica innata de un género musical y una danza que es la expresión propia de una cultura, inestable política y socialmente, de una historia turbulenta, pero de una cultura al fin y no de otra.
No es por sacar el orgullo nacional ni por henchir el pecho e izar la bandera. Pero se corre el riesgo de comprender aún menos al Tango como fenómeno si se le excluye su condición de haber nacido en un lugar y en circunstancias determinadas.
Es cierto que el tango ha dejado de ser exclusivo de los argentinos, pero eso desde hace mucho tiempo. Casi desde que existe ya había cruzado las fronteras encandilando a muchísima gente en el exterior.

4 – Existen numerosas -e ingeniosas- frases que definen al tango en pocas palabras.
“Es un sentimiento que se baila”
“Es la expresión vertical de un deseo horizontal”
Pero son…eso: frases. Por más que inventen, no creo que puedan encontrar una frase que abarque lo que el Tango representa en su totalidad. Lo digo por los que se memorizan una de esta frases a modo de titular, para, a partir de allí centrar su razonamiento, y creer que se encontró la clave de su encanto, la llave magistral de todos sus secretos. No creo que haya frase que pueda sintetizar lo que, física y emocionalmente, sienten las personas al interpretar el Tango, en cualquiera de sus facetas.

Triste, aquellos que piensan que el tango no les tiene preparada una sorpresa.
Triste, aquellos que se creen la autoridad moral del tango solo por haber entrado en este mundo y haber ahondado un poco en sus contenidos.
Triste, aquellos que sienten impotencia porque no pueden aceptar que el Tango es demasiado grande para abarcarlo en su totalidad, cuando realmente, no es necesario.

Guillermo Alvarez